martes, 5 de marzo de 2013

¡Dejen pensar a sus jugadores!


Hay entrenadores que los ves en el banquillo pero donde realmente se piensan que estan es en el sofá de su casa, con la Play Station delante y jugando al NBA 2K13. “Tira, pasa, rebote, pero ¿Por qué no defiendes?” y un largo etcétera. ¡Queréis dejar a los jugadores pensar! ¿No veis que no le estáis aportando nada solucionándole siempre los problemas y resolviendo los conflictos ustedes por ellos? Ojalá alguien me hubiese dicho esto a mí en mi primer año como entrenador. Recordar que baso este blog en mis vivencias como entrenador.

Ya os confesé que yo también he sido un deformador. Pues en mi primer año además de ser un deformador fui también la típica mamá pesada de “ponte el abrigo que refresca… en pleno verano”. A continuación os comento mis andanzas como entrenador con el infantil masculino del Real Círculo de Labradores.

 Los entrenamientos por los Remedios eran realmente intensos. Tan joven y con tantas ideas en mi cabeza. Algunas mejores, como el sello de intensidad que le imprimimos al equipo; y otras peores, como la demasiada sobreprotección ejercida por mí parte. No dejaba a los jugadores opción a la duda, la mayoría de los ejercicios eran de ejecutar, casi ninguna de pensar.

Ahora he cambiado y comprendí que si un jugador resuelve por si mismo un problema, lo interioriza y lo aprende verdaderamente. La resolución de problemas en los ejercicios es la mejor metodología para la mayoría de las cosas. Es cierto que nos lleva más tiempo pero prefiero hacer tres ejercicios de esta manera que diez por otros métodos. Queda claro que algunos gestos técnicos sólo se pueden enseñar mediante la asignación de tareas.


Siguiendo con el infantil masculino que llevé en el Labradores, decir que no logramos alcanzar el punto deseado hasta el segundo año. En mi primer año, el equipo entrenaba fenomenal, le salía todo lo que trabajábamos porque estaba encima de ellos, no les dejaba pensar como ya he comentado. Pero cuando llegaban los partidos, los jugadores se sentían como un niño sólo el primer día de guardería. No sólo eran nervios sino sensación de miedo por el problema y no tener al entrenador para solucionarlo. Al siguiente año, cuando todos nos conocimos un poco mejor, el equipo avanzó.

Con el paso del tiempo pienso en aquellos años como una etapa muy bonita y sobre todo como una experiencia positiva en la que aprendí muchísimas cosas. De aquellas promociones, la mayoría de los jugadores siguen en este deporte y además rindiendo a buen nivel. Estoy seguro de que contribuí al menos en meterles un poco más ese gusanillo llamado pasión. Pasión por este deporte que tanto amamos, Baloncesto.

En Detrás del Aro| ¿Qué enseñar primero? El deseo

3 comentarios:

  1. Javier Velasco (Vía twitter)5 de marzo de 2013, 16:05

    Nos ciega el ansia de ganar,no miramos por su evolución,miramos por ir campeonato.

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  2. Miguel Ángel (Vía twitter)5 de marzo de 2013, 19:11

    Le damos máxima importancia a la ejecución,y poca o nada a lo más importante..PERCEPCIÓN Y DECISIÓN..Después,normal,No saben jugar.

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  3. Me alegro de que te dieras cuenta pronto de ese gran error. Nosotros, como los jugadores, también aprendemos mucho con eso de ensayo/error.

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